"China está llevando a cabo una labor muy constructiva -asegura el presidente de Sudáfrica, Cyris Ramaphosa-. Está contribuyendo al desarrollo. No considera el continente solo como un lugar del que puede llevarse recursos, sino como un socio".
Cooperación o nuevo colonialismo
Sin embargo, en Occidente, la enorme y creciente influencia de China en África se considera una nueva forma de colonialismo.
El gigante asiático invierte anualmente decenas de miles de millones de dólares en infraestructuras y concede ayudas financiera a cambio de recursos naturales.
El reverso de la moneda es el nivel de endeudamiento que eso está provocando en algunos países, algo que podría convertirse en un instrumento de presión en manos chinas.
En la anterior cumbre, celebrada en 2015 en Johanesburgo, el
presidente chino anunció ayudas y créditos para los países africanos por valor
de 60.000 millones de dólares.
La influencia económica se
evidencia en países como Zimbabue o Nigeria, donde el
yuan ha sustituido al dólar y al euro como moneda de reserva.
Además de materias
primas e infraestructuras, China
ha entrado en los mercados africanos de telecomunicaciones o energías
renovables, entre otros.
Pekín también ha mostrado que
otorga a África una enorme importancia estratégica, al abrir en Djibouti en
2017, su primera base militar en el extranjero.
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