Nicolás Maduro se enfrenta a un segundo mandato en una Venezuela en crisis y aislada por la comunidad internacional como nunca antes.
El sucesor de Hugo Chávez consiguió la reelección en los comicios del pasado 20 de mayo, una votación en la que la oposición primero llamó al boicot y luego tachó de fraudulenta. Pero la crítica no solo es interna, más de 40 países de todo el mundo han condenado la falta de limpieza democrática de esas elecciones y han anunciado consecuencias.
Estados Unidos, la Unión Europea y los países del Grupo de Lima, con excepción de México, han optado por no reconocer al Gobierno de Maduro tras la toma de posesión, lo que pinta un mapa de inaudita soledad internacional para el líder chavista.
"Maduro ya está aislado por muchos de estos países y sus líderes, pero esta medida podría tener un impacto más formal en las relaciones diplomáticas entre el Gobierno venezolano y los países dentro y fuera del hemisferio", explica a Euronews Tim Gill, experto en Venezuela de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington.
"Es posible, por supuesto, que el Gobierno mexicano u otros actores puedan jugar un papel constructivo en el fomento del diálogo entre el Gobierno y la oposición, pero también es posible que esta reciente maniobra pueda endurecer al régimen de Maduro y romper lo que queda de los lazos existentes entre otros países y Venezuela", añade.
Para Gill, lo que está claro es que el rechazo internacional ayudará a Maduro a justificar "sus afirmaciones de que hay una conspiración global contra su Gobierno socialista, dirigido por los Estados Unidos y promovido por sus aliados".
El Consejo Nacional Electoral de Venezuela anunció la reelección de Nicolás Maduro tras los comicios del 20 de mayo de 2018. El mapa muestra qué países la reconocen, cuáles no, y aquellos que han decidido no fijar su posición.
¿Por qué la comunidad internacional está aislando a Venezuela?
El giro a la derecha de América Latina ha influido en la soledad regional de Maduro. La victoria del candidato ultraderechista Jair Bolsorano confirmó la tendencia y el poder del fantasma de Venezuela como arma arrojadiza en las campañas electorales de la región.
Tan solo Bolivia, México, Uruguay y Ecuador cuentan en la actualidad con gobiernos de izquierdas, pero los tres últimos han preferido no fijar su postura sobre el Gobierno de Maduro.
Gill indica que gran parte de la comunidad mundial se encuentra en una posición difícil con respecto a Venezuela. "Maduro ha sido generalmente intransigente y ha desafiado continuamente muchas normas democráticas. Muchos líderes quieren responder adecuadamente al comportamiento antidemocrático de Maduro, pero si rompen sus lazos, podrían perder cualquier influencia futura que pudieran tener en las negociaciones".
"Es importante que los líderes mundiales y los organismos mundiales que rechazan la reciente elección de Maduro tengan claro lo que les gustaría ver de Maduro. Si se trata simplemente de la caída del régimen, hay pocos incentivos para que el Gobierno venezolano modifique su comportamiento antidemocrático".
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