Dió marcha atrás y evitó la tragedia. Donald Trump estaba dispuesto a llevar a cabo un ataque contra Irán pero decidió anularlo en el último momento. La gota que colmó el vaso de la paciencia del presidente de Estados unidos fue el derribo de un dron de reconocimiento del Ejército estadounidense por parte de fuerzas iraníes. Una acción que elevó al máximo la tensión entre unos y otros y que Donald Trump no estaba dispuesto a pasar por alto. Así, Trump decidió apostar por llevar a cabo una represalia militar y estaba dispuesto a ordenar la destrucción de un radar y una serie de baterías de misiles de Irán.
Pero detuvo la operación al considerar desproporcionado que en torno a ciento cincuenta ciudadanos iraníes fallecerían como consecuencia del ataque.
Entretanto, la perspectiva de una escalada de las hostilidades en el golfo Pérsico ha alarmado a los aliados estadounidenses.
"Seguimos de cerca la situación. Estamos muy preocupados por los acontecimientos que tienen lugar en la región. De manera pragmática no había razón para preparar, ya saben, una serie de declaraciones específicas, de las autoridades europeas, al respecto. Considero que nuestra posición, en esto, es bastante responsable", afirma Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo.
La comunidad internacional también se ha visto perturbada, en gran medida, por el creciente aumento de la tensión entre Estados Unidos e Irán en el golfo Pérsico. La seguridad es uno de los temas que más preocupa y, por ello, varias aerolíneas internacionales han restringido los vuelos en la región.
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