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Llamada urgente a aumentar la inversión en desarrollo rural para hacer frente a las consecuencias de un mayor número de conflictos



Roma, 12 de febrero de 2020 –Gobiernos y expertos en desarrollo instaron a aumentar la inversión en desarrollo rural para hacer frente a al hambre y la pobreza a causa de los conflictos y el cambio climático. El llamado tiene lugar en un momento en que la inestabilidad global aumenta.

“Todos estamos de acuerdo en la gravedad de la situación y en que no hay tiempo que perder. Necesitamos redoblar nuestro esfuerzo y aumentar los recursos que dedicamos a erradicar el hambre y la pobreza”, dijo Gilbert F. Houngbo, Presidente del Fondo Internacional de Desarrollo (FIDA), en la jornada de clausura del 43 sesión del Consejo de Gobernadores del Fondo.

Solo en África, los incidentes relacionados con conflictos armados aumentaron un 36 % entre 2028 y 2019, lo que contribuyó al aumento del hambre y la pobreza.

“Las respuestas humanitarias sirven para hacer frente a los síntomas de los conflictos y desastres naturales, pero solo el desarrollo rural puede hacer frente a los problemas de fondo incrementando la capacidad de resiliencia de la gente e impulsando la paz y la estabilidad”, aseguró hoy Donal Brown, Vicepresidente Asociado del FIDA.

La evidencia prueba que las inversiones en desarrollo rural bien diseñadas pueden acelerar el proceso de recuperación de los devastadores efectos de un conflicto y producir sólidos dividendos de paz.

Como ejemplo de todo ello, Agnes Matilda Kalibata, Presidenta de la Alianza para una Revolución Verde en África y recientemente nombrada Enviada Especial para la Cumbre de Sistemas Alimentarios en 2021, recordó a los estados miembros del FIDA que el Fondo fue “la primera institución multilateral que llegó a Ruanda después del genocidio, cuando nadie más quería estar allí”.

Kalibata añadió que el FIDA fue “uno de los primeros en invertir en aumentar la capacidad del Gobierno para que pudiera fortalecer su sector agrícola”. La situación de Ruanda ha mejorado de forma extraordinario desde el genocidio de 1994 y, gracias a un fuerte crecimiento económico, la pobreza y el hambre han disminuido enormemente.

Dominik Ziller, Director General de Política de Desarrollo Internacional del Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo alemán aseguró que invertir en desarrollo puede jugar un papel significativo en la prevención de conflictos.

“Si la gente no tiene oportunidades, se corre el riesgo de que la criminalidad y el terrorismo aumenten y de que los señores de la guerra consigan más seguidores”, aseguró. “En resumen, se corre el riesgo de que aumente la inestabilidad y crezca el número de Estados frágiles”.

En esta línea, Said Hussein Iid, Ministro de Agricultura e Irrigación de la República Federal de Somalia, dijo que una de las prioridades de su Gobierno es crear oportunidades de generación de ingresos para evitar que la gente joven “se dedique al terrorismo o la piratería o emigre”.

“No puede haber desarrollo sin una paz duradera”, dijo Josefa Sacko, Embajadora y Comisionada para la Economía Rural y la Agricultura, hablando en representación de la Comisión de la Unión Africana.

“Los conflictos acaban con la producción agrícola e impiden que millones de personas salgan de la pobreza”, aseguró. La situación se ve agravada por desastres naturales como la plaga de langostas que estos días destruye las cosechas en África Oriental, y un clima cambiante que “amenaza los sistemas alimentarios de Áfrico y es el motor de la inmigración y los conflictos”.

Se estima que el impacto del cambio climático dejará a más de 100 millones de personas en la pobreza de antes de 2030. La mitad de este aumento de la pobreza se deberá a los efectos del cambio climático sobre la agricultura.

El cambio climático empeora los conflictos ya existentes y puede potencialmente dar lugar a nuevos conflictos debido a una creciente rivalidad por el control de recursos cada vez más limitados.

En 2018, los desastres naturales desplazaron de sus hogares a 17,2 millones de personas, un 90% de las cuales escapaban de peligros relacionados con el cambio climático.

“Sabemos que nuestro planeta, nuestra casa global, está ardiendo”, dijo Esther Penunia, Secretaria General de la Asociación de Granjeros Asiáticos. “Y la crisis climática nos afecta sobre todo a nosotros. Son nuestras tierras las que se inundan, nuestras casas y propiedades las que resultan arrasadas, nuestros ríos los que se secan”.

Penunia aseguró que el mundo necesita caer en la cuenta de que los pequeños agricultores son parte de la solución de estos problemas. Ella explicó que cuando en 2013 el mortífero tifón Haiyan, golpeó Filipinas, un grupo de agricultores se organizó para poner rápidamente en marcha un sistema diversificado de agricultura orgánica que tan solo dos semanas después del tifón era capaz de proporcionar alimentos a los supervivientes del desastre.

Las emergencias climáticas también afectan desproporcionadamente a las personas discapacitadas debido a su vulnerabilidad inherente. Ellas se encuentran entre las personas más marginadas y en riesgo en cualquier comunidad afectada por una crisis. Se estima que 9,7 millones de personas con discapacidad son desplazadas forzosamente cada año a causa de los conflictos y la persecución.

Yetnebersh Nigussie, una activista etíope a favor de los derechos de las personas discapacitadas dijo que esta realidad necesita una atención especial y que los proyectos de desarrollo deberían mejorar la recolección de datos acerca de las necesidades de las personas discapacitadas. “Tenemos que asegurarnos de que el eslogan ‘No dejar a nadie atrás’ no se queda en un eslogan”, dijo Nigussie.



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