Alrededor de 58 millones de iraníes están convocados a las urnas este viernes en unas elecciones legislativas marcadas por desinterés y el enojo popular por la grave recesión económica que atraviesa el país. Esta situación ha dado un impulso renovado a los conservadores, que parten como favoritos.
El líder supremo, Alí Jamenei, votó a primera hora y llamó a los iraníes a seguir su ejemplo "como un deber religioso"y como medio para combatir "las tramas viciosas de Estados Unidos".
Las sanciones impuestas por Washington ahogan la economía iraní. El día a día de muchas familias se ha vuelto muy complicado. El resentimiento de la población hacia sus gobernantes y, en particular, hacia el presidente moderado Hassan Rohaní, parece que va a traducirse en una fuerte abstención y en mejores resultados para los conservadores, que parten como favoritos.
Los ultraconservadores se opusieron al pacto nuclear y siguen estando en contra de cualquier forma de negociación con Occidente. Desde su punto de vista, el presidente Rohaní, que apostó por la moderación, está dando muestras de pasividad frente a las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump.
Solo la mitad de los candidatos han podido concurrir a estas elecciones. Entre los vetados por el Consejo de los Guardianes figuran 75 de los actuales diputados y numerosos reformistas y moderados.
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