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ESTOY DE QUINCENA






Luis Rosario


Hasta la Iglesia, tan celosa con la celebración diaria de la misa para el pueblo, ha tenido que ceder. ¿Y qué es esto, Dios mío? Y ahí estamos todos de quincena, porque este encerramiento, para beneficio de toda la sociedad, no es de cuarenta días, sino de quince. Bueno, hay que mirar todo con humor y amor.

La población ha visto como una oportunidad de hacer lo que nunca se hizo, la obediencia a las disposiciones presidenciales, incluyendo el toque de queda. Claro, a excepción de quienes cada día tienen que buscarse el moro bajando el lomo.

No valen pataleos ni refunfuños. Las medidas están bien tomadas; hay que aplaudirlas. Muy solícitos se han mostrado también los organismos internacionales, acompañando a los gobiernos en esta crisis mundial de salud. Es un valioso esfuerzo general en defensa de la vida. ¿En defensa de la vida? ¡Cuántas preguntas, sin respuestas definitivas, surgen de esta situación que atormenta al mundo!

Lo que yo no llego a comprender es la incoherencia del señor Presidente y de quienes dirigen esos organismos internacionales, cuando invierten esfuerzo y dinero para defender la vida de tanta gente y les da lo mismo que se viole el derecho a vivir de quienes todavía están por nacer. Está científicamente demostrado que la vida surge desde el momento de la concepción. Hay que defenderla y cuidarla siempre.

En el mundo se eliminan cada año, mal contados, algo más de 50 millones de vidas humanas a través del aborto, haya o no coronavirus. Debemos vencer el coronavirus; ataquemos de frente también el aborto.

No es lógico ni coherente luchar contra el coronavirus con medidas titánicas, postulando al mismo tiempo la eliminación de la vida por nacer a través de leyes criminales, que dan patente de corso a quienes quieran agarrar por las greñas las tres causales para su justificación. Si es sí, es sí; si es no, es no. La inteligencia humana se resiste a aceptar estas incoherencias. La vida del niño por nacer es tan valiosa y digna de respeto como la de los que andamos ya “vivito y coliando”,