La pandemia que lo ha parado todo también ha cerrado las taquillas de los circos.
El Bardum es una de las 500 empresas circenses registradas en México a las que el nuevo coronavirus ha dejado en la cuerda floja. Desde hace un mes la compañía está bloqueada en un aparcamiento de Coacalco, cerca de la capital. Son 80 trabajadores entre técnicos, payasos, acróbatas y trapecistas que se vieron obligados a suspender una gira programada por otras ciudades de México, unos 20 han vuelto a sus casas.
Aunque las funciones se suspendieron, malabaristas y trapecistas siguen entrenándose con disciplina de hierro, con la esperanza de que las gradas se vuelvan a llenar de público pronto.
Douglas Irahuen Osorio es un joven malabarista de 22 años:
"Si no abre el circo pues nosotros no tenemos ingresos, si no tenemos ingresos pues no nos movemos, no comemos y todo ese rollo."
Llegaron a Coacalco a mediados de marzo cuando el brote aún se propagaba lentamente. Entonces no se imaginaban lo que se les venía encima. Ni siquiera durante la pandemia de la gripe H1N1, en 2009, cuyo epicentro fue precisamente México, hubo un parón semejante.
Las 60 familias que quedan han gastado sus ahorros y ahora sobreviven gracias a la generosidad de los vecinos .
Ernesto de la Cruz, es productor, presentador y técnico de sonido en el circo Bardum, a sus 64 años nunca ha vivido nada igual:
"Si nos da mucho temor que se vaya a alargar más esta cuarentena, pero estamos seguros que vamos a aguantar, sobre todo porque el público nos está ayudando mucho."
Viven con la ilusión de que el 30 de mayo el gobierno mexicano levante la cuarentena,
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