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"No saben cómo extraño pegar a un luchador y que me peguen"



La cuarentena es difícil para todos. Pero aquí en en Nezahualcóyot, a las afueras de México, encontramos a dos hermanos que se suben por las paredes. Constituyen la tercera generación de la familia dedicada a la lucha libre, una práctica muy peculiar y popular en su país. El COVID obilgó a suspender los combates el pasado marzo. Hijo de Dr. Wagner Jr, el mayor, y Galeno del mal echan de menos los golpes y los insultos cuando hacen unos puños ante las gradas vacías.

"El lunes me dio un ataque de ansiedad. Le dije a mi madre ya no aguanto, definitivamente ya no puedo. Me sentía aturdido, me sentía que no cabía en ninguna parte. Pero es un proceso. Me imagino que todos lo hemos vivido en casa porque llevamos alrededor de sesenta días aquí en México. El asunto es complicado", dice Hijo de Dr. Wagner 

"Porque no sabe lo que extraño estar en el ring, estar con el público. Y pum, un trancazo a uno, un trancazo a otro. No saben cómo extraño pegar a un luchador. Y que me peguen. Me gusta mucho que me peguen. Esta máscara la cambié por un cubrebocas. Es muy difícil estar con el cubrebocas todo el día. Con la máscara uno se acostumbra pero con el cubrebocas no estás conforme, lastima, molesta".

En el Arena Azteca Budokan, el recinto familiar, nos enseñan fotografías que recuerdan la gloria en el ring de sus padres, tíos y de su abuelo, Dr. Wagner, iniciador de la saga.

La pandemia ha golpeado duramente al sector. Ha empezado la temporada alta y muchos de estos guerreros con antifaz y apodos estrambóticos viven al día sin ahorros para sobrevivir tiempos más duros que los golpes que reciben.



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