Miles de personas han visitado la basílica de Santa Sofía desde que el viernes se anunciara su conversión en Mezquita tras 36 años siendo un museo.
Es una de las grandes atracciones turísticas de Estambul. Construida en el siglo VI por los bizantinos, casi 4 millones de personas la visitaron el año pasado.
El presidente turco ha insistido en que Santa Sofía permanecerá abierta a todos.
"Soy muy respetuoso, en la historia ha habido muchos cambios para este monumento y en esta perspectiva histórica creo que esta decisión es sólo otro cambio de la historia y probablemente en el futuro seremos testigos de otros", dice un turista italiano.
La decepción de los asistentes ha sido encontrarla todavía cerrada. Mohiuddin Kazmi, pakistaní que vive en Estambul, cuenta: "he estado aquí antes en el museo, pero quería ver en persona lo que es verla ahora como mezquita. Me decepcioné mucho cuando me enteré de que no está abierta todavía. La van a abrir el 24 de julio, así que eso es lo que estoy esperando."
El monumento, Patrimonio Mundial de 1.500 años de antigüedad, ha sido el controvertido centro religioso de los imperios cristiano y musulmán.
El cambio ha provocado la crítica y preocupación de varios países europeos y de Estados Unidos. Para Grecia, que la considera parte importante de su herencia histórica, la decisión de Turquía es una provocación.
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