Desviación de temperaturas respecto a la media en noviembre. (Colores cálidos = más temperatura de lo habitual)
Acabamos de vivir el mes de noviembre más cálido a nivel global desde que se tienen registros. En Europa, este récord se extiende a los tres meses del otoño meteorológico (septiembre, octubre y noviembre.
En estos momentos, prácticamente cada mes las actualizaciones del Servicio para el Cambio Climático de la red europea Copernicus nos trae su nueva dosis de récords, un recordatorio de que la crisis climática forma parte de nuestro presente cotidiano.
Globalmente el mes de noviembre está 0,8º C por encima de la media histórica (1981-2010) y 0,1º C por encima de los más cálidos registrados hasta la fecha en los años 2016 y 2019.
Todo indica que 2020 pasará a la historia -además de por la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias- como el más cálido registrado hasta la fecha junto a 2016. Quizás podría superarlo, según indican los expertos del servicio para el Cambio Climático de Copernicus.
Sólo si las próximas semanas compensaran con temperaturas extremadamente frías la media podría quedar por debajo de 2016. Por el momento, los registros de 2020 lo superan.
El otoño boreal en Europa ha sido 1,9 grados más cálido que la media de referencia y 0,4º C superior al otoño más cálido registrado anteriormente, el de 2006.
Carlo Buontempo, Director del Servicio para el Cambio Climático de Copérnicus comenta: "A nivel mundial, noviembre fue un mes excepcionalmente cálido en comparación con otros noviembres, y las temperaturas en el Ártico y en el norte de Siberia se mantuvieron constantemente altas, con el hielo marino en su segunda extensión más baja [apenas por detrás de 2012. Esta tendencia es preocupante y pone de relieve la importancia de una vigilancia exhaustiva del Ártico, ya que se está calentando más rápidamente que el resto del mundo".
"Estos registros son consistentes con la tendencia de calentamiento a largo plazo del clima global. Todos los responsables políticos que dan prioridad a la mitigación de los riesgos climáticos deberían ver estos registros como campanas de alarma y considerar más seriamente que nunca cómo cumplir mejor con los compromisos internacionales establecidos en el Acuerdo de París de 2015", añade Buontempo.
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