Autobuses quemados en la ciudad de Cali, Colombia
En Colombia, una reforma fiscal impulsada por el Gobierno de Iván Duque ha incendiado las calles, al sumarse a los efectos de la crisis, el descontento social y una pandemia que no da tregua al país.
Las protestas, que comenzaron el miércoles, ya han dejado dos muertos, decenas de heridos y cuantiosos daños materiales por acciones vandálicas. La violencia ha sido especialmente importante en Cali, la principal ciudad del suroeste de Colombia, donde decenas de comercios fueron saqueados.
Además de imponer el toque de queda, las autoridades y ha movilizado a las fuerzas antidisturbios. El Gobierno ha prometido que devolverá la calma y acusa de lo ocurrido a un presunto "vandalismo organizado".
"No vamos a permitir el vandalismo organizado", dice el ministro del Interior
"No vamos a permitir el vandalismo, no es tolerable y el país entero tiene que ver que hoy lo que ha sucedido en Cali, no es nada más que un vandalismo organizado, una delincuencia que pretende afectar a la ciudadanía", declaró el ministro del Interior, Daniel Palacios.
Una reforma fiscal que golpeará a la clase media
Los manifestantes denuncian que de salir adelante, la reforma fiscal afectará a los más pobres, al aumentar los impuestos sobre productos básicos, así como a la clase media, muy golpeada económicamente por la pandemia y que se vería afectada por un aumento del impuesto sobre la renta.
El Gobierno, que prevé recaudar con su reforma unos 6800 millones de dólares, alega que necesita tapar el agujero creado por la crisis en las arcas del Estado.
El alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, ha pedido al presidente Iván Duque que revise su reforma tributaria, porque, en su opinión, Colombia no necesita "ningún leño" que venga a atizar el incendio. El país ha terminado abril con 10.000 fallecidos por la COVID-19 y una tasa de desempleo, a finales de marzo, superior al 14 %.
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