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Cambio climático, vacunas y competencia con China, las claves de la cumbre del G7




El presidente de EEUU Joe Biden durante una comparecencia en el G7.

Después de casi dos años sin reunirse, los representantes de los siete países más ricos del mundo volvieron a verse en persona el pasado fin de semana. Un distendido encuentro en Cornualles entre sonrisas, reuniones con vistas a la bahía y ausencia de mascarillas, en el que se habló de la pandemia y el cambio climático. Aunque el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no quería irse sin poner sobre la mesa la amenaza China.

Y es que algo ha cambiado con respecto al encuentro de Biarritz en 2019, Donald Trump no estaba, y con él se fueron los desplantes, las tensiones y los desencuentros. Llega la era Biden y con ella el multilateralismo.
Pandemia

Con casi 4 millones de muertes después, la pandemia sigue suponiendo una amenaza global, especialmente en los países pobres. Por eso, dentro de la llamada Declaración de Carbis Bay (en honor al lugar en el que se ha firmado), las siete potencias han acordado donar mil millones de vacunas a los países más necesitados.

Una medida que llega tarde y es insuficiente según varias oenegés. "Es curioso que en el comunicado se diga que harán todo lo que puedan lo más rápido posible, y luego se hable de mil millones de dosis en el próximo año. Es bastante interesante ver cómo piensan que mil millones de dosis durante un año acabarían realmente con la pandemia. Es muy gracioso, porque eso no serviría ni para el 5% de la población", explicaba Edwin Ikhuoria, Director Ejecutivo para África de The ONE Campaign.

Por otro lado, el acuerdo de Carbis busca también reforzar la Organización Mundial de la Salud e intentar prevenir que otra pandemia como la de la COVID-19 vuelva a repetirse. La misma OMS estima que, para acabar con la pandemia en todo el mundo, hacen falta unas 11.000 millones de dosis.
Cambio climático

Los asistentes, eso sí, quieren acabar con la pandemia de la forma más “verde e igualitaria” posible, en palabras del propio primer ministro británico Boris Johnson. Una decisión que, una vez más, ha recibido críticas por parte de organizaciones ecologistas que aseguran que las medidas acordadas están fuera de los compromisos del Acuerdo de París.

"El acuerdo de París no se ha adherido a lo que deberían haber firmado. Han incumplido todas esas promesas, básicamente. Así que les pedimos que dejen de invertir en combustibles fósiles", dice Andy Leatherbarrow, miembro de Extinction Rebellion.


Las siete potencias han acordado fijarse objetivos más ambiciosos para 2030 y llegar a la neutralidad de carbono en 2050. Para finales de 2021, se han comprometido a poner fin a las ayudas directas a las centrales térmicas de carbón. Aunque los objetivos más concretos han terminado cayéndose del acuerdo final, los siete son optimistas con llegar a limitar el calentamiento global a 1,5 ºC tal y como recoge el acuerdo de París.
El rival vuelve a ser China

Un plan “transparente de infraestructuras”. Eso es lo que la Casa Blanca ha querido proponer a sus colegas europeos para hacer frente a la nueva Ruta de la Seda con la que China busca expandir su influencia económica.

Se trata de un impulso a la creación de infraestructuras tan necesaria en países en desarrollo, con el fin de estrechar lazos e incentivar las relaciones económicas. Un esfuerzo que pretende llegar a todo el planeta “los distintos socios del G7 tendrán orientaciones geográficas diferentes, pero la suma de la iniciativa abarcará países de renta baja y media de todo el mundo”, explica un comunicado de la Administración Biden.

De la mano del sector privado, la Casa Blanca propone llevar “ cientos de miles de millones de dólares de inversión en infraestructuras para los países de renta baja y media en los próximos años”.
Fiscalidad

Después del anuncio de la luz verde para un acuerdo de un impuesto mínimo de sociedades global del 15%, los siete esperan llegar a un consenso en la reunión de ministros de finanzas del G20. Se trata de un intento de evitar la práctica del dumping fiscal que llevan a cabo grandes empresas en todo el mundo.

Por otro lado, se han comprometido también a modernizar la Organización Mundial del Comercio, en aras de un sistema multilateral en el que se siga apostando por el libre comercio sin descuidar los posibles casos de trabajos forzados.


Brexit

Pero el ambiente calmado y afable tras la era Trump y la pandemia, no ha podido esconder un tema que sigue latente: el Brexit. El presidente de Francia, Emnanuel Macron ya advirtió a Johnson antes de la cumbre de que no hay nada que renegociar en el acuerdo de Brexit. Y es que el premiere ya había abierto la caja de una posible renegociación, algo que no ha sentado bien en Bruselas.

También la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ponía de manifiesto en una entrevista a Euronews que sobre la salida del Reino Unido ya estaba todo acordado, y que solo quedaba ceñirse al plan establecido: "Hemos mostrado mucha flexibilidad. Esperamos que nuestros amigos británicos muestren la misma flexibilidad y se limiten a hacer su trabajo y a aplicar lo que hemos acordado".

El Gobierno del Reino Unido ha retrasado ya varios controles aduaneros que deberían estar ya en vigor y amenaza también con incumplir el plazo del 30 de junio, cuando debería empezar el control de productos cárnicos que pasen desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte. Bruselas, por su parte, ha iniciado acciones legales.

Johnson argumenta que las medidas para evitar una frontera dura entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, afectan demasiado a su economía, aunque es cierto que esto pudo haberlo persnado antes de un acuerdo. La frontera entre Irlanda y el Ulster fue uno de los acuerdos más delicados del Brexit. Una frontera dura entre ambos podría reactivar los conflictos armados en la región.