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Guterres: Las palabras por sí solas no acabarán con la pandemia, ni disminuirán el impacto de la crisis climática



El sistema multilateral debe proporcionar los bienes comunes definidos por el derecho, las normas y los acuerdos internacionales.

El titular de la ONU asegura que es hora de demostrar lo que significa en la práctica la solidaridad: “Todos los países han sufrido durante la pandemia. Pero los enfoques nacionalistas de los bienes públicos mundiales como las vacunas, la sostenibilidad y la acción climática conducen a la ruina”.


En un editorial publicado en la prensa internacional, el Secretario General de la ONU señala tres pruebas de fuego a los que se tienen que enfrentar los ministros de finanzas del G20 que se reúnen desde el viernes 9 de julio en Venecia. Noticias ONU reproduce a continuación el editorial integro:

Por António Guterres

Desde que comenzó la pandemia de COVID-19, no hemos cesado de oír hablar de la solidaridad mundial. Lamentablemente, las palabras por sí solas no acabarán con la pandemia, ni disminuirán el impacto de la crisis climática. Es hora de demostrar lo que significa en la práctica la solidaridad. Cuando los Ministros de Finanzas del G20 se reúnan en Venecia, se enfrentarán a tres pruebas de fuego en materia de solidaridad, a saber: las vacunas, la concesión de un salvavidas económico a los países en desarrollo y el clima.


Los próximos seis meses revelarán si la solidaridad mundial trasciende las meras palabras y se traduce en medidas significativas.

Primero, las vacunas. El desfase que existe en materia de vacunación a nivel mundial constituye un peligro para todos. La COVID-19 circula entre las personas no vacunadas y sigue mutando en variantes que podrían ser más transmisibles, más mortales, o las dos cosas. Estamos en una carrera entre las vacunas y las variantes: si las variantes ganan, la pandemia podría matar a millones de personas más y retardar en años la recuperación mundial.

Si bien en algunos países desarrollados el 70 % de los habitantes está vacunado, el porcentaje no llega al 1 % en los países de ingreso bajo. La solidaridad implica hacer que todos tengan acceso a las vacunas, rápidamente.

Las promesas de dosis y de fondos son bienvenidas. Pero seamos realistas. No nos bastan mil millones, necesitamos al menos once mil millones de dosis para vacunar al 70 % de la población mundial y acabar con esta pandemia. Las donaciones y las buenas intenciones no son suficientes; para lograr este objetivo se deberá realizar el mayor esfuerzo mundial de salud pública de la historia.

El G20, respaldado por los principales países productores y las instituciones financieras internacionales, debe poner en marcha un plan de vacunación mundial que llegue a todas las personas, en todos lados, lo antes posible.

La segunda prueba de solidaridad consiste en lanzar un salvavidas económico a los países que se encuentran al borde de no poder pagar la deuda.

Los países ricos han dedicado el equivalente al 28 % de su PIB a capear la crisis de la COVID-19. En los países de ingreso mediano, este porcentaje pasa al 6,5 %; en los países menos adelantados, a menos del 2%.