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Se necesitan más mujeres en el área de tecnología


La seguridad alimentaria está en manos de las mujeres

La brecha digital tiene muchos ángulos, pero su rostro es siempre femenino. Por ejemplo, las distintas agencias de la ONU para la alimentación colaboran activamente para mejorar el acceso a la tecnología y educar a mujeres y niñas rurales. De esta forma, pueden contribuir a los sistemas agroalimentarios, liberar su potencial y reducir las desigualdades de género.

"La seguridad alimentaria de los hogares y las comunidades está en manos de las mujeres. Sólo a través de la capacitación de las mujeres podremos construir un mundo en el que nadie se vaya a dormir con hambre", afirmó la directora ejecutiva adjunta del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Valerie Guarnieri.

"Poner los recursos en manos de las mujeres es una obviedad, y con ello viene la transferencia de conocimientos y habilidades, incluida la alfabetización digital, para ayudar a estas mujeres a desarrollar todo su potencial. Ese es el tipo de cambio que todos podemos apoyar", añade Guarnieri.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el mismo Programa Mundial de Alimentos, coinciden en que, aunque hay un crecimiento continuo de herramientas y servicios digitales, las mujeres se enfrentan a barreras sistémicas y estructurales para acceder a las nuevas tecnologías y utilizarlas.

Además, en los países de ingresos bajos y medios, las mujeres tienen un 16% menos de probabilidades de utilizar internet móvil que los hombres. En las zonas rurales, el contraste es aún mayor, debido a limitaciones tales como el poder adquisitivo, conocimientos digitales y normas sociales discriminatorias y estereotipos de género.



El acceso a la tecnología es vital para las migrantes

La migración es otra cara de la brecha digital. Alrededor de 140 millones de mujeres han abandonado sus países de origen en busca de una vida mejor. Desgraciadamente, estas mujeres a menudo se enfrentan a una doble discriminación en sus países de destino, por ser mujeres y por ser migrantes.

A esto hay que añadirle, la brecha digital. Las mujeres que carecen de acceso a computadores o a internet, se enfrentan a una barrera que les impide obtener conocimientos, encontrar trabajo y establecer una nueva vida. Además, el uso eficaz de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, puede ayudar a los colectivos de trabajadoras migrantes a promover y defender sus derechos.

El Comité de las Naciones Unidas para la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios (CMW) y el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) declaran que el acceso a las plataformas digitales es vital para la subsistencia de las mujeres migrantes. Sin embargo, el uso de herramientas tecnológicas requiere unos conocimientos que no siempre existe entre los trabajadores migrantes, lo que constituye una segunda brecha digital.

Ambos comités piden a los Estados que adopten estrategias de inclusión digital de las mujeres migrantes para evitar que la brecha digital aumente las desigualdades sociales y de género y, por el contrario, las proteja de la discriminación y la exclusión social. Además, la inclusión digital les puede permitir el acceso a mejores empleos, salarios más altos o mejores oportunidades educativas, contribuyendo a su inclusión social y a la igualdad de género.
Empleos verdes y cambio climático

Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en colaboración con el programa Euroclima+ de la Unión Europea, ha realizado una investigación que asesora cómo las políticas adecuadas de adaptación al cambio climático pueden contribuir a la igualdad de género mediante la creación de empleos verdes.

El informe Empleos verdes, una oportunidad para las mujeres en América Latina. Cambio climático, género y transición justa , destaca la necesidad de incorporar una dimensión de género a estas políticas y combatir las desventajas, analfabetismo digital, y menor acceso al capital, a la tierra y al financiamiento, a las que enfrentan las mujeres. Esto permitiría que la transición hacia una economía verde contribuyese, al mismo tiempo, a superar la desigualdad de género.

Se necesitan más mujeres en el área de tecnología.


Asimismo, el documento constata que el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos tienen un impacto desigual en hombres y mujeres. Los desastres naturales aumentan la carga de trabajo de las mujeres, que son las que llevan la carga de las tareas de cuidado en las familias. Este hecho se ve agravado por la falta de servicios básicos y cierre de escuelas, lo que lleva a que muchas mujeres se retiren del mercado de trabajo, perdiendo sus fuentes de ingreso y sus opciones de autonomía personal.

Un estudio previo de la OIT y el Banco Interamericano de Desarrollo estima que la transición hacia una economía más sostenible podría suponer la creación de hasta 22,5 millones de nuevos empleos en sectores como agricultura, silvicultura, energías renovables, construcción y manufacturas. Pero de nuevo, al igual que en el sector tecnológico, la mayoría de estos empleos serían ocupados por hombres.

“Si no se aplican las políticas apropiadas, se corre el riesgo de aumentar las brechas de desigualdad. La transición hacia un modelo económico más sostenible va a conllevar la creación de toda una nueva generación de empleos verdes. Se corre el riesgo de que las mujeres no puedan acceder a ello y, para evitarlo, es indispensable implementar medidas de formación y capacitación que ayuden a superar la brecha de género en este campo”, declara la secretaria general de la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), una de las siete organizaciones que participan en el Programa Euroclima+.