Trabajador informal en Brasilia, Brasil. (Archivo)
A cuatro años del inicio de la pandemia, la región latinoamericana y caribeña muestra una recuperación plena de los mercados de trabajo y una recuperación parcial de la oferta laboral, según el informe de 2023 de la agencia especializada de la ONU, que también revela un repunte más intenso entre las mujeres y en las zonas urbanas.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reportó este martes que cuatro años después del comienzo de la pandemia de COVID-19, los mercados laborales muestran una plena recuperación en América Latina y el Caribe.
En su informe correspondiente a 2023, la OIT explicó que en la mayoría de los países esa recuperación de los puestos de trabajo fue liderada por el trabajo informal, que representó entre el 40% y el 95% del aumento de empleos entre la segunda mitad de 2020 y la primera de 2023.
El estudio aclaró, no obstante, que la contribución del crecimiento de los puestos informales ha ido disminuyendo desde el inicio de la recuperación, aunque en el primer semestre de este año hubo cierta reversión respecto a los últimos meses de 2022.
La OIT advirtió que mientras no se genere una cantidad suficiente de ocupaciones formales en relación con el potencial aumento en la oferta laboral, el riesgo de aumentos persistentes en la tasa de informalidad continúa.
Este riesgo se vuelve más crítico en el actual contexto de incertidumbre y ralentización del crecimiento económico, advirtió la agencia, destacando la importancia de implementar o escalar políticas no sólo para sostener el empleo formal, sino para apuntalar la creación de nuevas ocupaciones de este tipo en la región.
Mayor recuperación entre las mujeres
El informe subraya que la recuperación del empleo entre las mujeres fue mayor que entre los hombres: para ellas la tasa de ocupación aumentó 23% del segundo trimestre de 2020 y al segundo trimestre de 2023, en tanto para los hombres ese incremento fue de 17%.
Pese a estos datos, las brechas laborales por género son persistentes y continúan siendo muy elevadas. En el segundo trimestre de 2023 la tasa de participación laboral femenina regional fue 51%, 23 puntos porcentuales inferior a la de los hombres, de 74%.
La mayor recuperación del empleo femenino se observa con particular fuerza entre las mujeres jóvenes, pero todavía hay una diferencia de más de 40 puntos porcentuales en el indicador de tasa de ocupación entre los hombres de 25 años en adelante y las mujeres jóvenes.
El estudio reportó una correlación negativa entre el nivel educativo y la brecha de ocupación respecto de la situación en 2019, tanto entre los hombres como entre las mujeres, aunque revela que esta asociación es más fuerte entre las mujeres.
En este sentido, especificó que la tasa de ocupación de los hombres y mujeres con un nivel elevado de educación superaron los prepandémicos.
Urgen políticas laborales con perspectiva de género
La OIT sostuvo que es imperativo que los países adopten políticas laborales con una perspectiva de género que no sólo reconozcan, sino que aborden de manera efectiva, las barreras que enfrentan las mujeres en su acceso y progreso en el mercado laboral.
Es crucial eliminar obstáculos existentes y trabajar activamente para ampliar el abanico de oportunidades laborales para las mujeres, especialmente para aquellas con menos educación, recalcó.
La Organización Internacional del Trabajo ubicó la tasa media de desocupación de este año en la región en torno al 6,3% y prevé que ésta se eleve ligeramente en 2024, cuando llegaría a 6,4%.
Además, en el contexto de ralentización del crecimiento económico, consideró que la creación de empleo podría mantenerse en el ámbito de la informalidad.
Empleados, pero pobres
Por otra parte, la publicación alertó de que la pérdida de poder adquisitivo continuará haciendo que muchas personas vivan en situación de pobreza aun teniendo empleo.
Frente a este panorama, la OIT reiteró que se precisan políticas que respalden la creación de empleos, con un enfoque especial en la formalización laboral, además de fortalecer las instituciones laborales, especialmente el salario mínimo y los mecanismos de negociación colectiva de cara a la presión inflacionaria.
El diálogo social desempeña un papel fundamental para ello y debe tomar en cuenta las necesidades y posibilidades tanto de los trabajadores como de los empleadores. Esto cobra aún más importancia en un entorno laboral en constante cambio, donde cerrar las brechas laborales persistentes se vuelve crucial para potenciar los beneficios de las transiciones digital, demográfica y justa, apuntó el informe.
Del mismo modo, llamó a “avanzar decididamente en la garantía de ingresos para aquellos más afectados por la pérdida del poder adquisitivo, en conjunto con la implementación de políticas activas en el mercado laboral”.